Para capturar al dios que posee a Ai, Yayoi, Keitaro y Eiko deciden reconsiderar su estrategia desde cero. Para poder enfrentarse a un dios con un poder abrumador, se necesita una fuerza aún mayor. Por sugerencia de Yayoi, comienza una búsqueda de espíritus malignos por todo Japón.