Sherlock y Joan se ven inmersos en una nueva investigación a raíz del descubrimiento de un cadáver en un barril. Tras examinar el cuerpo, la doctora Watson identifica la víctima como miembro de una familia mafiosa. Posteriormente, Holmes y Watson acuden a la casa del padre de la víctima, que fallece en la explosión de un coche. Las pruebas halladas en la escena del crimen lleva al investigador británico a creer que alguien del Gobierno pudo haber avisado a un clan rival.