Julia entra en crisis al saber que no está embarazada. Todo el vértigo, aterrador y maravilloso a la vez, que le hacía sentir la perspectiva de ser madre se esfuma de repente, y es como si el vacío de su vientre se extendiese a su vida entera. Cloe, avergonzada por haber tratado tan mal a María cuando esta le aconsejó que se olvidara de Dani, va a pedirle perdón. Decidida a quedarse en el pueblo, Cloe se siente condenada a ver para siempre las mismas caras de los chavales de siempre. Pero no cuenta con la llegada de Erik, el sobrino de Tirso, un chico que acaba de cumplir los dieciocho y ha decidido volar solo. En Río Muni, Carmen, viendo que su padre ahora es poco más que un títere en manos de Patricia, la va a ver y le exige que deshaga el acuerdo y devuelva a Francisco las acciones y, con ellas, el control de la empresa.