Los intentos de Julia por saber quién es el propietario del cobertizo son un fracaso. Mientras espera recibir la información del registro, Julia tiene que aguantar a su madre, convencida de que su hija siente algo por Tirso y éste tiene algo que esconder. En su investigación sobre el camarero, Diana descubre que, efectivamente, Tirso guarda un secreto. Ribero encuentra la manera de unir a Cloe y María de una vez por todas, aunque ellas no lo vayan a ver con buenos ojos. En Guinea, la vida entera de Carmen ha quedado en suspenso: su única preocupación es cuidar de Agustina hasta que se cure... pero empieza a echar de menos la fábrica. Patricia, interesada en que Carmen se mantenga alejada del negocio, consigue atribuirse el merito de la propuesta de Carmen, la más ambiciosa y prometedora hasta la fecha.