Cuando Chuck Spillers sale de la cárcel, le dice a su esposa Annie que, a lo largo de su sentencia por robar una caja fuerte, lo visitó un anciano, Martin Blueck, y Blueck le había dado algo de dinero para ayudarlo a comenzar de nuevo en la vida. A la mañana siguiente, Chuck visita a Blueck en su tienda de mascotas para agradecer el apoyo y es invitado a trabajar para él alimentando a sus animales en su zoológico privado mientras viaja. Blueck explica que entrena animales, adiestrándolos para que obedezcan algunas señales. Un par de días después, Chuck ve una caja fuerte en la tienda y decide abrirla...