Al observar de forma alterna la cotidianidad de Anolan y Enmanuel, el documental pulsa en las expectativas individuales de dos personas que, en condiciones de vida diferentes, son capaces de encontrar un modo de redimir sus vidas y ser felices. Es sorprendente cómo en las imágenes vibra la dimensión existencial de estos individuos con solo reparar en instantes de su transcurrir cotidiano.