La traficante Andrea es conducida a prisión pero su banda la libera. El policía Pablo Moncada se entera sin saber que ella lo ha sentenciado a muerte e investiga hasta dar con el escondite de la banda. Pablo confiesa a un compañero que él y Andrea estuvieron enamorados y tuvieron un hijo al que ella abandonó y no se decide a atarcarla, pero luego aprovecha las traiciones de los propios traficantes para acabarlos.