Sammy Precott, que se quedó huérfana siendo una niña, es una madre soltera que sólo vive para su hijo. Sigue viviendo en su pueblo natal, al norte de Nueva York, y lleva una vida sencilla y tranquila: trabaja en un banco, asiste a los servicios religiosos y disfruta de la belleza del paisaje. Sin embargo, su vida se tambalea el día en que regresa al pueblo su hermano, un joven bastante problemático.