Después de una desastrosa primera impresión presentando a Miguel, su novio, Brenda en un intento desesperado de acostarse con él, lo convence de quedarse en su casa sin que sus padres se enteren. Todo va bien, hasta que un conveniente dolor de estómago hace que Miguel deba usar el único baño que está, justo al lado de la habitación de los padres de Brenda. ¡Bobo!